martes, 24 de mayo de 2011

DESMATRIADA



Pensé, siempre lo pensé, que al nacer había cortado el cordón umbilical pero aquí estoy recogiendo los trozos sangrantes del corte brutal que me aparto del vientre, un vientre que me alimento quizás sin ganas y sin tiempo para amarme demasiado, pero que en cierta forma me dio la vida lacerante que me toco vivir. Languidezco al pensar que puede morir parte de mi historia y me veo retratada en los ojos suplicantes de mi origen, un origen que negué por tanto tiempo y que hoy resucita como un nuevo designio de que soy parte de ella, la mujer que descansa en otra parte y que sólo hoy cuando se presiente un adiós diviso tan próxima. Algo me sangra en el vientre, y sólo quisiera tener la fuerza para yo parirla, para cuidarla y darle la fuerza que necesita esa a la que nunca abrase, y que ahora yace inquieta como recién nacida entre los brazos de mi corazón.
Aún la palabra madre no pude brotar de mi boca y me asfixia un te quiero que por ahora esta pendiente y que si las trampas del destino pueden dejar así para siempre. Estoy preñada de mi propia madre, dándole mi último grito de parto, quizás la regrese la traiga nuevamente a mí y así pueda volver a tener mamá, mamá para que me maldiga con infinito amor, quiero escuchar su voz de mujer roble sosteniendo los pedestales de mi inquieta procedencia, quiero que crezca mi cordón y la alcance porque aún no es su tiempo para viajar al otro lado, yo estoy demasiado pequeña aún para aprender a caminar de nuevo.
No quiero ser más la desmatriada loba, quizás la vida me otorgue la oportunidad de volver a ser feto para mirar con mejores ojos la vida y abrazar la piel de quien decidió hacerme así como soy, tan errante y vagabunda pero con el corazón grande para amar al mundo entero, con las ganas de cambiar lo incambiable, y lo mejor me nació poeta, poeta de la mejor manera, no quiero perder la mirada de sus ojos, la dureza de sus manos curtidas por el esfuerzo.
Pero aquí estoy pensando que puede partir dejándome destrozada. Yo no puedo decir que lo haga a propósito, sería el colmo de su rabia que sólo hoy entiendo y asumo como propia. Pero se que el vació se hará más inmenso sin ella. No quiero aceptar que el destino me arranque así de golpe el mas sublime de los afectos, a la mujer que tiene mis mismos ojos y que no miro tan distinto a como yo siempre elegí mirar.
No haré un drama, pues el drama no volverá a existir si hoy la poesía se vuelve bálsamo de resurrección y escribo el mejor verso para ella, sólo para ella, en un dialogo casi imperceptible para los otros, un dialogo que va de vientre a vientre de mujer a mujer, en la lucha de ser demasiado distintas como para mirarnos con cariño. Sin embargo el amor muchas veces no es necesario predicarlo por los cuatro vientos, basta un pequeño roce o un simple regaño que se hace necesaria en esta hora.
Como luchas por regresar a ver si he seguido tus instrucciones y estar pendiente de cada uno de mis pasos sólo para decirme que siempre has tenido razón, soy la peor de las hijas pero entiendes que te amo, y ya no es necesario decirnos más.
Me naciste del vientre a la calle, porque era necesario, sólo tú siempre supiste que yo era especial que era la niñita de los versos de la traviesa mirada y que aunque nunca tuve riquezas que entregarte te di el orgullo de cumplir mi misión, escribir como una enajenada, por sobre la necesidad de llorar que hoy dejo pendiente porque así tú me lo exiges. No es ya necesario entender porque nunca nos dijimos lo mucho que nos amábamos, ahora es tiempo de mirarnos en el silencio que sólo otorga el dolor, el dolor que yo te ayudo a soportar con gusto y con mucho orgullo.
Ahora te escribo desde la distancia que da sentir que quizás mañana no podré volver a mirarme en tus ojos tristes de tanta pena. Yo se que no era fácil tener un hijo sin querer pero tu lo hiciste con la fuerza que te dio enfrentar callada el dolor de la humillación. Siempre en un rincón esperando alguna mano amiga como una loba esteparia de las más grades. Si, eres enorme y yo demasiado pequeña para heredar tu grandeza, quizás algún día pueda alcanzar la mayoría de edad y entonces te tomaré la mano cansada para hacerte saber que tuviste una loba digna de tu linaje.

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